sábado, 11 de abril de 2009

SW 3-4


Esta Semana Santa pude salir a pescar algunos días. Tuve suerte de tener vacaciones desde el Domingo de Ramos, ya que los primeros días fueron los mejores de mar, luego el viento se puso fresco y el mar se puso feo, o perro como diría Manolo, el Maño.

Tuvo que ser el SW fuerte del lunes lo que me desmontó de la burra de seguir buscando por encima de los 100 metros. Por allí estuve el sábado y salvo algunos escachos y curriolos del resto nada. Estoy convirtiendo los escachos en habituales, hay un pecio que está en arena que los tiene en abundancia y comen decididos en el anzuelo de cola del Jig en el primer tirón hacia arriba. La verdad es que al menos el sábado y en esta profundidad la cosa estaba fría.


El lunes día de pesca en medio de barcos profesionales por aquí y por allá. Sensación parecida a las jornadas de Navidades cuando pescaba en laborable con los profesionales en el mar. En medio de esta actividad me pregunto cómo es posible pescar algo el fin de semana, tu piedrita preferida recibe por una y otra veirada, una y otra vez, el aparejo mallado. Veamos el lado positivo, ¿cómo podemos todavía creer que compartir información entre aficionados es malo? No vamos a quitarnos la pesca unos a otros, la presión durante la semana por parte de la gente que vive del mar no es comparable a lo que nos podemos influir unos aficionados a otros el sábado o el domingo. Más bien al contrario, compartir información y experiencias estoy seguro de que nos ayuda a todos para no perder tiempo buscando el pescado donde no lo hay. Eso sí, hablo de aficionados de verdad, respetuosos, educados y responsables.

Bueno, pues el SW venía con duda el lunes y pensé que sería el día adecuado para pescar aterrado, por debajo de los 50 metros batiendo con la sonda la costa hacia el Este. Es un viento del que te abrigas bien tirando hacia Burela así que había que intentarlo.


La verdad es que la cosa no empezó mal. De entrada ya observaba que los profesionales zurraban con dureza en las piedras que tengo marcadas en esa cota y no se metían en más fondo. Enseguida empezaron los engados y al viejo estilo de los comienzos, prueba aquí y prueba allí con jigs ligeros que resultaban suficiente en esas piedras. Estaban los peces por picar y, sin conseguir ninguna pieza de tamaño respetable, la calidad y frecuencia de las capturas resultaron en un día entretenido. Abadejos de 2 y 3 kg, algún curriolo que pesó casi 1 kg y hasta una bonita lubina completaron la jornada en poca agua dejando un buen sabor de boca. Casi todas las bolas de engado eran de corcito (lanzón, furón) tal y como podéis ver en la foto. Tenía abandonada esta profundidad y la verdad es que retomarla ha sido para mí una alegría, estoy seguro de que merece la pena dedicarle más tiempo del que yo le dedico.