El Radar ¿aliado o enemigo?
Aunque suene un poco raro el titular, lo único que trato de expresar es que vale más no tener radar que tenerlo y no saber usarlo, ya que podríamos confiarnos en que no tenemos nada por la proa por un uso inadecuado del equipo y tener un accidente.
El radar no es un aparato tan sencillo de usar como una sonda y de él depende en gran medida nuestra seguridad cuando navegamos de noche o con niebla.
Algunos de los errores básicos que normalmente cometemos cuando empezamos a usar un radar en nuestra embarcación son:
- lo encendemos el primer día para ver que funciona y no volvemos a usarlo hasta una salida con noche o niebla
- cambiamos el rango (alcance) sin reajuste de la ganancia
- subimos el atenuador SeaClutter para evitar el ruido alrededor del barco y dejar la pantalla más limpia
- usar el radar varios días en condiciones de buena visibilidad para acostumbrarnos a identificar cómo se ve en el radar nuestra costa, tanto saliendo como entrando, comprobar que mide bien las distancias a los barcos, que cuando enfocamos un blanco sale perfectamente alineado en el radar, la imagen que producen en la pantalla los diferentes tipos de embarcaciones (pequeñas de madera, pequeñas de fibra, grandes de hierro, etc)
- probar distintos rangos y, especialmente cuando lo ampliamos, subir la ganancia hasta que empiezan a aparecer puntitos negros en las zonas más alejadas del punto central
- mantener siempre los atenuadores de Sea y Rain al mínimo y comprobar, con barcos dentro del alcance, el efecto que producen para ver cómo llegan a enmascarar a las pequeñas embarcaciones más próximas a nosotros
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