domingo, 2 de marzo de 2008

Y llegó la vida



Quizá sea el cambio climático, no lo sé. El caso es que este fin de semana la temperatura y el tiempo en general han sido excelentes, más propios de primavera que del invierno en que todavía estamos metidos. Aunque el parte era dudoso, la ilusión por la llegada del pescado hizo que me hiciese a la mar en busca de una nueva aventura.

Desde las primeras millas el escenario era diferente, los pájaros estaban inquietos y no paraba de verlos picar o volar aquí y allá. De repente y a lo lejos, una nube de gaviotas llama mi atención mientras pruebo con el Jig unas piedras conocidas. Allá voy con la esperanza de que un banco de robalo esté sacando el patexo a flote; el espectáculo era maravilloso con multitud de aves picando cuando de repente se pone más emocionante todavía con cientos, sí cientos, de delfines patrullando inquietos el tomo de pescado.

Lanzo desde una distancia prudente algunos jigs ligeros, para trabajar esos pocos metros bajo la superficie con cuidado a la espera de la picada de un buen robalo pero nada. Estaba claro, si no picaban así serían curriolos así que cambio de instrumento y de nuevo al ataque. Enseguida aparecen los primeros a bordo, son enormes este año, próximos al kilo los mejores. Como siempre pesca responsable, uno a uno voy haciéndome con la docena y media habitual y listo, alguno pequeño que se cuela por medio vuelve vivo al agua como no puede ser de otra manera.

Cubierto el cupo de curriolos y llevando poco tiempo en el mar me planteo un nuevo desafío. Esta semana intercambié varios correos con un conocido inglés muy aficionado a la pesca del abadejo. Comentaba con él mis capotes de las últimas semanas mientras me enseñaba sus frecuentes piezas por encima de las 18 libras (9Kg aprox). Mike me dio esta semana unos cuantos consejos sobre colores, señuelos, corrientes y momentos así que era la oportunidad de ponerlos en práctica.

Sobre una buena zona de petones preparamos la deriva, teniendo en cuenta el NW que nos acompaña todo el día. Enseguida pica un pez de los que dan alegría, de los que corre el carrete y que aún me ponen nervioso. Es un abadejo de unos 3,5 kg. Vuelvo a largar y otro de 4,5 sube a bordo. Vuelta a posición buscando de nuevo la deriva, esta vez un poco más larga y paralela, bingo de nuevo, este tira más y da en báscula más de 5 kg. La verdad es que tuve un rato especial, de esos que cada poco te encuentras peleando una buena pieza. Al final salieron 9 abadejos de los cuales 5 tenían un tamaño muy bueno. Seguían picando pero para qué más, cargado de alegría ahí voy con La Santina a 2.500 vuelta a casa, hoy se ha portado de nuevo como un tanque, potente y segura con el F4 que nos baila todo el día.

Parece que llegó la vida, los engados, los curriolos, es tiempo de pesca.

3 comentarios:

  1. bonito dia de pesca si señor. ¿que son los curriolos? yo tambien fui a pescar el viernes y la verdad que estuvo un dia de escandalo, parecia agosto, aunque la pesca se dio un poco peor que la tuya, cabras y julisas como siempre, y entre ellas un par de aligotes , chicharrones, cabrachos y sargos. tampoco se puede uno quejar, saludos.

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  2. Curriolo es como le llamamos por aquí a la caballa (xarda)

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  3. Felicidades por los peces y el reportaje. Iba a preguntar también que son los curriolos, pero ya me queda claro.

    Tengo entendido que pueden hacerse unas empanadas muy buenas con ellos.

    Tienes razón en que parece que se adelanta la primavera. Por Asturias, ya se están cogiendo algunas buenas lubinas en pedreros y con señuelos de superficie y parece que hay bastante movimiento.

    Un saludo y a seguir la racha ;)

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