lunes, 6 de octubre de 2008

No hubo abadejos y nos ganaron las lubis


Pues el sábado salí a pescar. Más ganas que la leche tenía yo de volver al mar tras un fin de semana en seco. Por fin conseguimos arreglar Eugenio y yo para salir en mi barco. El mar regular, pero me gustaba para pescar. Había cambiado a SW (aunque luego al final quedó NW ), mar de fondo en 2-2,5metros, Octubre, etc.

Todo pintaba bien y la verdad es que no empezó mal. En la primera piedra no hubo suerte, un pequeño abadejo de 1,5 kg que volvió al agua, porque estando en 30 metros aguantan bien el cambio de presión. Vamos a la segunda, es un casco con muy buena pinta, en 40-50 metros, estoy seguro que algún día dará pescado grande aunque de momento se queda con la mayor pieza en 2 kg; no sacamos nada en esta zona.

La tercera es la piedra que afrontamos con más ilusión; sabemos que puede dar lubinas y la atacamos con cuidado, dejando correr la lancha desde lejos para pasar por marcas. Empieza bien la cosa y enseguida Eugenio está peleando una pieza de unos 2,5 Kg (lubina seguro). Se suelta. Volvemos a pasar y zasss, esta vez sí el maestro la mete a bordo con soltura. Siguiente pasada y tengo la suerte de recibir picada, es una buena lubina también por encima de los 2 kg, al llegar a la popa vemos a otra que viene tras ella. Al ver la lancha pega un tirón y se suelta. La verdad es que durante el combate ya se notaba algo raro, no sé explicarlo pero seguro que conocéis esa sensación que no te deja muy seguro de que la clavada haya sido buena.

Las lubinas tienen estas cosas, un combate perdido y otra que sube pinchada hasta popa (además acompañada por otra), son suficiente para que decidan que se acabó, que no habrá más picadas de lubina en esa piedra. Seguimos alguna pasada más porque podría haber abadejos en el fondo. Nada. Ni una picada. ¿Podíamos haber hecho algo mejor? Sinceramente creo que no, simplemente con un poco más de suerte las tres piezas podrían haber subido a bordo e incluso se podría haber pescado alguna más. No era nuestro día.

Bueno, no hay problema, tenemos varias marcas buenas por la zona y vamos dispuestos a pelear un abadejo XL. No fue posible. Probamos muchas piedras. Piedras buenas y no faltas de engado. Pero no hubo manera. La verdad es que pescando en los 100 metros, si las picadas no te acompañan un poco, la jornada se hace dura. Incluso para los que tenemos toneladas de afición y fe en una buena picada, las horas de Jigging profundo pasan factura.

Volvemos hacia menos agua para descansar un poco y probar de nuevo piedras muy buenas pero nada, ni aquí ni allí.

¿Qué podíamos haber hecho mejor? Pues en esto sí creo que no lo hemos hecho bien del todo. Repasando mentalmente la jornada me di cuenta de que las peinadas de las piedras no habían sido todo lo densas y amplias que fueron en otras ocasiones. La verdad es que era muy difícil pues el viento rolaba y tan pronto las derivas iban a un rumbo como a otro. Era muy difícil buscar derivas complementarias que aumentaran cobertura o que buscaran los mejores cantiles. Quizá faltaron también los círculos sobre los petones buscando pequeñas manchas de engado próximas al pico, no sé. En cualquier caso si el día fuera de pescado seguro que habría salido.

En fin, da igual. Compartir una jornada de pesca con Eugenio es toda una experiencia. Compartir información y experiencias con alguien que ha maquinado sobre esta pesca al menos tanto como tú es siempre enriquecedor. Habrá segunda vuelta :-).

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