lunes, 15 de enero de 2007

Estar no mar ...


El jueves, hace un par de semanas, estaba trabajando en la oficina cuando me llamó Ramón. Ya era tarde, y había consultado el parte con desilusión, mucho mar y mucho viento para el sábado y el domingo. No habría pesca.

Ramón comenta, ¿y si aprovechamos el viernes por la tarde antes de que se meta el viento?. No sé, respondí, yo llego al pueblo casi a las cuatro y con la poca luz que tenemos en invierno se me hace muy complicado. No te preocupes, dice Ramón, te vienes conmigo en mi barco, que es mucho más rápido, e intentamos pescar al menos una hora antes de que caiga la noche.

El plan está hecho, y ya circula por las venas la ilusión de pescar este fin de semana. Cuando ya te has mentalizado para quedarte en tierra, poder salir a pescar es una alegría mucho mayor.

Y ahí vamos el viernes a las 16:00, en la Rodman 12,50 de Ramón nos ponemos en el pesquero rápido, queremos probar unos Jigs nuevos en una piedra que parece que promete. Al llegar, algo de actividad aunque no mucha, enseguida empiezan a salir buenos chicharros. De repente Ramón clava algo bueno, la caña es muy fuerte y el pez trabaja con fuerza sin dejar recuperar metros, hay expectación a bordo por ver qué viene, al final rompe, ¡mierda!. A nosotros no nos da por reirnos cuando perdemos una buena pieza como hacen los japos, no lo entiendo, siempre se ríen cuando rompen, debe ser porque ya han pescado muchas buenas piezas. A mí cada vez me da más rabia romper, creo que es una muestra de mal pescador, no haber atado bien o dimensionar el equipo adecuadamente para lo que quieres pescar.

De repente, casi con la noche encima picada fuerte en mi caña, estaba pescando con un Jig de 350 gr en muchísima agua, trabaja muy fuerte y por la manera de tirar está claro que es un gran abadejo. Con paciencia lo subo poco a poco hasta que aparece en superficie.

En esto de la pesca nunca se sabe, hay veces que dedicas un día entero a planificar la salida del día siguiente y luego o el mar te manda para tierra enseguida o no eres capaz de dar con el pescado en todo el día. Otras veces, como en esta ocasion, un plan improvisado de aprovechar una hora de pesca sale bien y consigues una buena pieza y un buen variado.

Otra jornada que confirma el sabio consejo de las tres cosas que hay que hacer para pescar bien: estar no mar, estar no mar, estar no mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario